miércoles, 24 de septiembre de 2008

Septiembre 23, Santo Padre Pio de Pietrelcina

Soy mexicana, Leticia, médico de profesión.

Como la mayoría de los médicos un tanto escéptica en los temas de milagros. En el mes de julio iniciamos mi familia y yo (mis padres, mi hermano con retraso psicomotor y mi hija) un viaje de vacaciones por Europa para celebrar los 50 años de casados de mis padres. Después de 16 días de viaje, visitando Fátima, Lourdes, París, etc. Llegamos a Florencia y precisamente ahí se puso gravísimo mi padre.Fue intervenido de Urgencia en tres ocasiones por una trombosis mesentérica, presentó datos de septicemia, edema agudo pulmonar, insuficiencia respiratoria, datos de daño renal y síndrome compartamental abdominal en el Nuevo hospédale San Giovanni di Dio de Scandicci Italiua.

Estuvo 15 días en terapia intensiva, intubado, con sondas y venoclisis por todos lados, con la herida abierta, etc, al grado que los médicos nos dijeron que las posibilidades de sobrevivir eran menores del 5%. Estuvimos un mes en Florencia y durante la estancia en el Hospital, en 4 ocasiones, en los momentos más difíciles de mi familia pues era cuando nos dijeron que lo iban a operar, que pasaba a Terapia, que estaba muy mal y cuando se empezó a recuperar, se presento con nosotros un viejecito, vestido de médico, siempre dándonos esperanza, mucha confianza con unos ojos llenos de dulzura y compasión. Diciéndonos que todo iba a estar bien, que tuviéramos mucha fe, pues Dios estaba con mi padre, la última vez que lo vimos, salió de Terapia Intensiva para decirnos que todo iba muy bien y que mi padre estaba recuperándose, que ya no llorará mi mamá pues toda su familia iba a regresar sana y salva a su país, que era la última vez que lo veíamos, pero que todo iba a estar bien.

Una semana antes de que fuera dado de alta mi papá, quisimos darle las gracias al médico que nos dio aliento y esperanza en un momento tan difícil y sobre todo, que estábamos solas, lejos de nuestro país y cual fue nuestra sorpresa que dicho médico no trabajaba en el hospital, al darle las características a uno de los enfermeros se mostró sorprendido y nos enseñó una imagen del Padre Pio de Petrelchina y cual fue nuestro asombro pues era el mismo que nos había dado esperanza y apoyo en los momentos más difíciles. Los médicos, se asombraron de la fuerza de voluntad y confianza de todos nosotros en decir que mi padre iba a estar bien, pero sobre todo, de la recuperación milagrosa de mi Padre.

Es importante mencionar que ninguno de mi familia conocía o había escuchado hablar del Padre Pío... ya no soy tan escéptica... estoy segura que el Padre Pío estuvo con nosotros, llevándonos la esperanza y el amor de nuestro señor Jesuscristo. Gracias a nuestra Fe, amor y unión familiar el Señor estuvo con nosotros a través de la presencia del Padre Pío. Gracias a eso, mi Padre pudo regresar con nosotros vivo y sano a México y gracias a eso, conocimos el Amor del Padre y aprendí que los caminos del señor son inescrutables.


Leticia
2008