Cómo va tu oración personal? aprovecha hoy y ahora para hablar con Dios. Escucha este video y alaba al Sr...
Este kntante se llama Eddy Pérez y estará en el concierto en día sábado!!!! =P
jueves, 27 de noviembre de 2008
miércoles, 26 de noviembre de 2008
lunes, 24 de noviembre de 2008
BEATIFICACIÓN DE TOMÁS DE SAN AGUSTÍN
La Beatificación de nuestro hermano agustino Tomás de San Agustín, junto con otros 187 mártires (cuatro jesuitas, 183 laicos) en Nagasaki, Japón, el 24 de noviembre, es una ocasión de comunión de nuestra Iglesia, y especialmente con la Iglesia del Japón.
El Bto. Tomás fue el primer japonés en ser ordenado sacerdote en la Orden, y su testimonio, en vida y en muerte, es una fuente de inspiración para los seguidores de Jesucristo, y, de modo especial, de nosotros que nos hemos comprometido a vivir en el espíritu de san Agustín.Tomás nació en una devota familia cristiana, hacia el año 1600, en Omura, Japón, cerca de Nagasaki, cuando las sombras de una violenta y sistemática persecución amenazaban la fe de la comunidad, después de que el cristianismo fuera declarado fuera de la ley en 1587.
Procedía de una familia sencilla, pero distinguida por la nobleza del martirio cristiano: sus padres habían sido asesinados por la fe, así como todos sus hermanos.El joven Tomás fue expulsado de su tierra nativa y enviado a Macao, donde continuó sus estudios. Regresó a Japón en 1620, y comenzó a trabajar como catequista y predicador. Durante estos años experimentó por primera vez el peligro que llevaba consigo la vida de un misionero. Esta misma experiencia hizo nacer en él, un ardiente deseo de dedicar su vida a Dios como sacerdote, ya que aprendió por sí mismo cuán importantes eran los sacramentos para fortalecer a los cristianos que vivían en tiempos de persecución. Entonces fue cuando encontró un agustino, cuya vida le impresionó de tal modo que decidió entrar en la Orden. Así Tomás se dirigió a Manila, Filipinas, en 1622, y pidió entrar en la Orden en el “Convento San Agustín”, Intramuros, Manila.
Tomás fue así el primer japonés que solicitó ser admitido en la Orden, y el 26 de noviembre de 1623, recibió su hábito de novicio; un año después hizo su profesión de votos como agustino. Entonces fue enviado a Cebú, donde completó sus estudios de teología y fue ordenado sacerdote, en 1627 o 1628. Aunque al principio fue asignado a las Comunidades de Filipinas, Tomás deseaba estar cerca de los que sufrían persecución, y, tras haber superado numerosas dificultades, incluso dos naufragios, pudo finalmente regresar a Japón en 1631.Poco después de su regreso se enteró de que el P. Bartolomé Gutiérrez, el Superior de los agustinos en aquel tiempo, había sido encarcelado. Para entrar en contacto con él, dio un paso arriesgado: se puso a trabajar como mozo en las caballerizas del palacio de tribunales, y así visitaba al Padre Gutiérrez en la prisión todos los días, animándole y sosteniéndole.
Durante el día trabajaba como el encargado de las cuadras, mientras que por la noche, como Padre Tomás, iba secretamente de casa en casa, fortaleciendo a los débiles, dando ánimos a quienes los habían perdido, celebrando la Eucaristía, oyendo confesiones, e incluso haciendo nuevos conventos. Después del martirio del P. Gutiérrez en Nishizaka, junto con otros, en septiembre de 1632, el P. Tomás se escondió para seguir asistiendo pastoralmente a los cristianos perseguidos.
No mucho después del regresó de Tomás a Japón, su retrato fue expuesto al publico en numerosos lugares, con la inscripción, “¡No escondáis a esta persona! Si sabéis donde está, denunciadlo”. Era la primera vez que se hacía uso en Japón de pasquines con retratos para atrapar a un fugitivo. Su imagen fue difundida tan ampliamente, que su cara llegó a ser muy conocida en toda la región, y le resultaba extremadamente difícil esconderse.
Al principio, se escondió en lo profundo de las montañas, en una pequeña cueva. De día se quedaba en esta cueva, y por la noche salía a visitar a los cristianos, administrar los sacramentos, intentando animar y fortalecer a cada uno de ellos. Cuando fue claro que la “Roca de Yihyoe” ya no era segura, Tomás se fue a otra, en la bahía de Nagasaki, en el lugar hoy conocido como Tomachi, desde donde se las arreglaba para ir y volver de la ciudad de Nagasaki. Finalmente, el 1 de noviembre de 1636, el P. Tomás fue arrestado en Nagasaki. Y entonces su actividad misionera fue bruscamente interrumpida. Pero no su testimonio. Fue sometido a más de seis meses de interrogatorios, y a toda una serie de torturas: “mizuzeme” o tortura del agua, en la cual la víctima es obligada a tragar grandes cantidades de agua; le metían agujas bajo las uñas hasta los nudillos; le atravesaban y rasgaban la piel con cañas de bambú terminadas en puntas de metal. El propósito de estas torturas no era la muerte, sino quebrantar su espíritu y hacerle renegar. Pero el P. Tomás sostuvo todo con increíble valor.
Finalmente, los magistrados decidieron su ejecución, colgándole cabeza abajo hasta su muerte. Se dice que fue el 21 de agosto de 1637. Iban con él a la ejecución otros doce hombres y mujeres, la mayoría Terciarios agustinos y miembros de la Cofradía de la Cintura, que le habían dado refugio. Dos días después, sin embargo, cuando siete de ellos habían ya fallecido, el P. Tomás, que estaba inconsciente, pero que no había muerto, fue sacado del pozo, llevado de nuevo a su celda y curado, con el único propósito de someterle a nuevos interrogatorios. A pesar de la crueldad de las torturas inflingidas, Tomás no dijo nada. Entonces se hizo circular el rumor de que el P. Tomás había sido sacado del pozo porque había renegado de la fe. Las autoridades esperaban que esto habría desalentado a los cristianos, y les llevaría a abandonar la fe. Pero lo que sucedió dos meses y medio después habla por sí solo. El P. Tomás, junto con otros cuatro cristianos que le habían dado refugio, fue de nuevo condenado a muerte en el pozo. Tan pronto como fue sacado de la prisión, comenzó a proclamar en alta voz: “La fe en Cristo dura para siempre”, y “Voy a la muerte porque amo a Jesús y creo en Él”. Para hacerle callar, los verdugos le amordazaron, y un heraldo iba por delante del cortejo diciendo: “Tomás ha renegado de la fe”, pero él negaba vehementemente, moviendo su cabeza para mostrar su desacuerdo.
Llegado de nuevo al lugar de la ejecución, su cuerpo ya no pudo más, y fue el primero de los cinco en morir, el día siguiente de ser colgado en el pozo. Era el 6 de noviembre de 1637, y tenías 35 años. Su ministerio sacerdotal, que duró aproximadamente diez años, fue ejercido viviendo en grutas, sufriendo frías noches en los bosques, siempre huyendo de sus perseguidores. Podemos usar varios epítetos para describir la vida y la persona del P. Tomás de San Agustín; por ejemplo, un hombre tenaz y decidido, de gran coraje y sin miedo, de una incomparable paciencia, con una pastoral dinámica y creativa, y así podríamos seguir. Pero ante todo y por encima de todo fue un testigo de Cristo.
El 4 de noviembre de 2008, Tomás de San Agustín será beatificado en Nagasaki.
Su celebración litúrgica anual será el primero de julio. Celebrar la memoria de nuestros mártires agustinos nos ofrece una magnífica oportunidad para renovar nuestra propia fe, y para abrir nuestros corazones a la imitación de un testimonio de Jesucristo y del evangelio tan valiente y generoso. En nuestro mundo actual, muchos de nosotros no estamos sometidos a peligros físicos por confesar la fe, pero podemos encontrarnos en situaciones de indiferencia, o de directa oposición al mensaje de Cristo y a la enseñanza de la Iglesia. La fuerza y el valor del Bto. Tomás de San Agustín puede fortalecernos al renovar nuestro compromiso de dar nuestras vidas al servicio del Evangelio.
El Bto. Tomás fue el primer japonés en ser ordenado sacerdote en la Orden, y su testimonio, en vida y en muerte, es una fuente de inspiración para los seguidores de Jesucristo, y, de modo especial, de nosotros que nos hemos comprometido a vivir en el espíritu de san Agustín.Tomás nació en una devota familia cristiana, hacia el año 1600, en Omura, Japón, cerca de Nagasaki, cuando las sombras de una violenta y sistemática persecución amenazaban la fe de la comunidad, después de que el cristianismo fuera declarado fuera de la ley en 1587.
Procedía de una familia sencilla, pero distinguida por la nobleza del martirio cristiano: sus padres habían sido asesinados por la fe, así como todos sus hermanos.El joven Tomás fue expulsado de su tierra nativa y enviado a Macao, donde continuó sus estudios. Regresó a Japón en 1620, y comenzó a trabajar como catequista y predicador. Durante estos años experimentó por primera vez el peligro que llevaba consigo la vida de un misionero. Esta misma experiencia hizo nacer en él, un ardiente deseo de dedicar su vida a Dios como sacerdote, ya que aprendió por sí mismo cuán importantes eran los sacramentos para fortalecer a los cristianos que vivían en tiempos de persecución. Entonces fue cuando encontró un agustino, cuya vida le impresionó de tal modo que decidió entrar en la Orden. Así Tomás se dirigió a Manila, Filipinas, en 1622, y pidió entrar en la Orden en el “Convento San Agustín”, Intramuros, Manila.
Tomás fue así el primer japonés que solicitó ser admitido en la Orden, y el 26 de noviembre de 1623, recibió su hábito de novicio; un año después hizo su profesión de votos como agustino. Entonces fue enviado a Cebú, donde completó sus estudios de teología y fue ordenado sacerdote, en 1627 o 1628. Aunque al principio fue asignado a las Comunidades de Filipinas, Tomás deseaba estar cerca de los que sufrían persecución, y, tras haber superado numerosas dificultades, incluso dos naufragios, pudo finalmente regresar a Japón en 1631.Poco después de su regreso se enteró de que el P. Bartolomé Gutiérrez, el Superior de los agustinos en aquel tiempo, había sido encarcelado. Para entrar en contacto con él, dio un paso arriesgado: se puso a trabajar como mozo en las caballerizas del palacio de tribunales, y así visitaba al Padre Gutiérrez en la prisión todos los días, animándole y sosteniéndole.
Durante el día trabajaba como el encargado de las cuadras, mientras que por la noche, como Padre Tomás, iba secretamente de casa en casa, fortaleciendo a los débiles, dando ánimos a quienes los habían perdido, celebrando la Eucaristía, oyendo confesiones, e incluso haciendo nuevos conventos. Después del martirio del P. Gutiérrez en Nishizaka, junto con otros, en septiembre de 1632, el P. Tomás se escondió para seguir asistiendo pastoralmente a los cristianos perseguidos.
No mucho después del regresó de Tomás a Japón, su retrato fue expuesto al publico en numerosos lugares, con la inscripción, “¡No escondáis a esta persona! Si sabéis donde está, denunciadlo”. Era la primera vez que se hacía uso en Japón de pasquines con retratos para atrapar a un fugitivo. Su imagen fue difundida tan ampliamente, que su cara llegó a ser muy conocida en toda la región, y le resultaba extremadamente difícil esconderse.
Al principio, se escondió en lo profundo de las montañas, en una pequeña cueva. De día se quedaba en esta cueva, y por la noche salía a visitar a los cristianos, administrar los sacramentos, intentando animar y fortalecer a cada uno de ellos. Cuando fue claro que la “Roca de Yihyoe” ya no era segura, Tomás se fue a otra, en la bahía de Nagasaki, en el lugar hoy conocido como Tomachi, desde donde se las arreglaba para ir y volver de la ciudad de Nagasaki. Finalmente, el 1 de noviembre de 1636, el P. Tomás fue arrestado en Nagasaki. Y entonces su actividad misionera fue bruscamente interrumpida. Pero no su testimonio. Fue sometido a más de seis meses de interrogatorios, y a toda una serie de torturas: “mizuzeme” o tortura del agua, en la cual la víctima es obligada a tragar grandes cantidades de agua; le metían agujas bajo las uñas hasta los nudillos; le atravesaban y rasgaban la piel con cañas de bambú terminadas en puntas de metal. El propósito de estas torturas no era la muerte, sino quebrantar su espíritu y hacerle renegar. Pero el P. Tomás sostuvo todo con increíble valor.
Finalmente, los magistrados decidieron su ejecución, colgándole cabeza abajo hasta su muerte. Se dice que fue el 21 de agosto de 1637. Iban con él a la ejecución otros doce hombres y mujeres, la mayoría Terciarios agustinos y miembros de la Cofradía de la Cintura, que le habían dado refugio. Dos días después, sin embargo, cuando siete de ellos habían ya fallecido, el P. Tomás, que estaba inconsciente, pero que no había muerto, fue sacado del pozo, llevado de nuevo a su celda y curado, con el único propósito de someterle a nuevos interrogatorios. A pesar de la crueldad de las torturas inflingidas, Tomás no dijo nada. Entonces se hizo circular el rumor de que el P. Tomás había sido sacado del pozo porque había renegado de la fe. Las autoridades esperaban que esto habría desalentado a los cristianos, y les llevaría a abandonar la fe. Pero lo que sucedió dos meses y medio después habla por sí solo. El P. Tomás, junto con otros cuatro cristianos que le habían dado refugio, fue de nuevo condenado a muerte en el pozo. Tan pronto como fue sacado de la prisión, comenzó a proclamar en alta voz: “La fe en Cristo dura para siempre”, y “Voy a la muerte porque amo a Jesús y creo en Él”. Para hacerle callar, los verdugos le amordazaron, y un heraldo iba por delante del cortejo diciendo: “Tomás ha renegado de la fe”, pero él negaba vehementemente, moviendo su cabeza para mostrar su desacuerdo.
Llegado de nuevo al lugar de la ejecución, su cuerpo ya no pudo más, y fue el primero de los cinco en morir, el día siguiente de ser colgado en el pozo. Era el 6 de noviembre de 1637, y tenías 35 años. Su ministerio sacerdotal, que duró aproximadamente diez años, fue ejercido viviendo en grutas, sufriendo frías noches en los bosques, siempre huyendo de sus perseguidores. Podemos usar varios epítetos para describir la vida y la persona del P. Tomás de San Agustín; por ejemplo, un hombre tenaz y decidido, de gran coraje y sin miedo, de una incomparable paciencia, con una pastoral dinámica y creativa, y así podríamos seguir. Pero ante todo y por encima de todo fue un testigo de Cristo.
El 4 de noviembre de 2008, Tomás de San Agustín será beatificado en Nagasaki.
Su celebración litúrgica anual será el primero de julio. Celebrar la memoria de nuestros mártires agustinos nos ofrece una magnífica oportunidad para renovar nuestra propia fe, y para abrir nuestros corazones a la imitación de un testimonio de Jesucristo y del evangelio tan valiente y generoso. En nuestro mundo actual, muchos de nosotros no estamos sometidos a peligros físicos por confesar la fe, pero podemos encontrarnos en situaciones de indiferencia, o de directa oposición al mensaje de Cristo y a la enseñanza de la Iglesia. La fuerza y el valor del Bto. Tomás de San Agustín puede fortalecernos al renovar nuestro compromiso de dar nuestras vidas al servicio del Evangelio.
jueves, 20 de noviembre de 2008
lunes, 17 de noviembre de 2008
Talentos
Los "Gabriel Awards" es un reconocimiento a los productos mediaticos que mejoran y alimentan el espíritu humano promoviendo valores e ideales cristianos.
Es decir a las nueva y creativas formas de catequizar en el mundo de hoy a través de los medios de comunicacion: cine, radio, prensa, televisión, etc.
Catequizar, hoy en día, requiere de medios creativos y eficaces, pues la competencia del mundo así lo obliga. Y Dios nos llama a eso: a utlizar nuestros talentos para promover el Evangelio de Cristo.
Algunos de los ganadores de los "Gabriel Awards" son por ejemplo "Encantada" por promover la pureza del amor y el valor de la familia o "Fishers of Men" por la promoción de las vocaciones. Esta última ha sido producida por Grassroot Films, una productora dedicada a crear documentales con carga católica y su última pelicula se llama "The Human Experience" en donde las cámaras acompañan a dos misioneros que llevarán esperanza por diferentes partes del mundo:
Es decir a las nueva y creativas formas de catequizar en el mundo de hoy a través de los medios de comunicacion: cine, radio, prensa, televisión, etc.
Catequizar, hoy en día, requiere de medios creativos y eficaces, pues la competencia del mundo así lo obliga. Y Dios nos llama a eso: a utlizar nuestros talentos para promover el Evangelio de Cristo.
Algunos de los ganadores de los "Gabriel Awards" son por ejemplo "Encantada" por promover la pureza del amor y el valor de la familia o "Fishers of Men" por la promoción de las vocaciones. Esta última ha sido producida por Grassroot Films, una productora dedicada a crear documentales con carga católica y su última pelicula se llama "The Human Experience" en donde las cámaras acompañan a dos misioneros que llevarán esperanza por diferentes partes del mundo:
Hace algún tiempo colgamos un clip de "Catholic Come Home", una página dedicada a la invitación de los hermanos separadas a conocer la belleza de nuestra Iglesia. En Internet hay muchas páginas [la mayoría en Ingles] que son muy provechosas para la vida cristiana. LifeTeen [www.lifeteen.com] es una página dirigida a jóvenes católicos de habla inglesa y presenta herramientas útiles para su vida espiritual. Allí encontrarán artículos sobre la inocencia, el miedo y otros más. En español tenemos las que les pusimos en el espacio "links". 3 de ellos son servicios de radio en Internet que sirven mucho para los muchachos cristianos y han llevado la Evangelización a un medio cercano para los jóvenes.
Esta semana aprendieron algunos métodos de Catequesis y todo este año se han formado para ser catequistas. Este blog se creó para ser un espacio de encuentro para nosotros y para brindarles herramientas que puedan estar cerca de ustedes. Se acaba el año y serán ustedes quienes propongan nuevas herramientas para la Evangelización en el mundo ya hicieron Sketchs [everything y los demás sociodramas] Fotonovelas y han trabajado con dibujos.
El evangelio del Domingo hablaba de los talentos que nos daba Dios y que eran necesarios explotarlos para dar frutos que entregaremos al Padre cuando nos los pida y entonces pregúntate: ¿Qué talentos tienes Tú que puedan mejorar y ser productivos para el bien del mundo? Los Gabriel Award, Grassroot Film, CatholicComeHome, LifeeTeen, Paulinas, Radio María, EWTN, PaxTV, Ascoy, Valverde, Eduardo Verástegui y tantos otros han puesto sus talentos a disposición del mundo para dar a conocer la Buena Noticia... ¿Qué puedes hacer Tú?
domingo, 16 de noviembre de 2008
UNA GRAN PRUEBA DE QUE EXISTE EL AMOR VERDADERO
Este testimonio de vida nos revela q Dios sigue actuando día a día en las personas, aunque muchas veces todo ellos nos pase desapercibido.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
EL EVANGELIO DE HOY
«Los otros nueve ¿dónde están?»
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!".
Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
Es Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
Meditación del día
Dios cura, Dios sana; pero salvarse sólo se salvan los que reconocen a Jesús como Dios, y van a Él, a los sacramentos, y entonces Dios en santa y total unidad dice: “Levántate y vete, tu fe te ha salvado”.
¿Te arrojas tú a los pies de Jesús? ¿Te arrodillas en el confesionario? ¿Tú rostro dónde mira cuándo acudes a comulgar? ¿Das gracias a Dios por haberte curado, por haberte dado la vida y salvado? Sí, tú haces esto, oh amado de Dios. Y los Ángeles te protegen de todo mal, para que se cumpla la sentencia de Dios: “Tu fe te ha salvado”.
Ten fe y ten obras de esta fe, oh amado de la Trinidad un solo Dios
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!".
Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
Es Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
Meditación del día
Dios cura, Dios sana; pero salvarse sólo se salvan los que reconocen a Jesús como Dios, y van a Él, a los sacramentos, y entonces Dios en santa y total unidad dice: “Levántate y vete, tu fe te ha salvado”.
¿Te arrojas tú a los pies de Jesús? ¿Te arrodillas en el confesionario? ¿Tú rostro dónde mira cuándo acudes a comulgar? ¿Das gracias a Dios por haberte curado, por haberte dado la vida y salvado? Sí, tú haces esto, oh amado de Dios. Y los Ángeles te protegen de todo mal, para que se cumpla la sentencia de Dios: “Tu fe te ha salvado”.
Ten fe y ten obras de esta fe, oh amado de la Trinidad un solo Dios
sábado, 8 de noviembre de 2008
Para Reflexionar
[Les ponemos hoy, a propósito de la confirmación, un extracto de una homilía del P. Basilio Méramo (yo tampoco lo conozco) predicada después del evangelio de primer domingo luego de Pascua... presenta ciertos puntos que nos pueden hacer reflexionar como confirmados]
Hoy vemos en el Evangelio cosas sorprendentes, los apóstoles encerrados en el cenáculo, con miedo, con pavor ante los judíos malvados que los querían matar y ellos escondidos; tenían fe, pero una fe débil; no habían sido confirmados en esa fe porque no habían recibido la plenitud del Espíritu Santo. Por eso tenían miedo. Esa es la fe que tenemos nosotros, una fe de timoratos. No era sólida en la gracia, en la plenitud del Espíritu Santo, de la confirmación. ¡Qué vergüenza! Una fe endeble. Deberíamos tener una fe fortalecida, como de confirmados, pero hay una claudicación en la confirmación de la fe.
Y vemos que después, cuando los apóstoles fueron confirmados, salió San Pedro y ya no tenía miedo, tampoco los otros apóstoles temían ni a los judíos ni a nadie. Esto nos sirve de ejemplo, porque si los apóstoles tuvieron miedo, cuánto más nosotros que somos más insignificantes que ellos; de ahí la necesidad de recordarlo para mantenernos firmes y fieles como le dice Nuestro Señor al incrédulo Santo Tomás: "¿Si no metes tu dedo en mi llaga, no crees?". ¡Qué cabeza dura! Es decir, si no veo, si no palpo no creo; el mismo que antes de la captura de Nuestro Señor había dicho que había que ir a Jerusalén y morir con El. Qué valiente fue; quizás en gracia de eso Nuestro Señor le perdonó y le dijo ocho días después "mete tu mano en mi costado y no seas incrédulo, sino creyente".
Y él reconoció allí la divinidad de Nuestro Señor e hizo una proclamación de fe: "Señor mío y Dios mío". Esta misma proclamación la debemos hacer nosotros cada día para no perder la esencia de la religión católica que está en Nuestro Señor y de un modo único y exclusivo como lo dice la epístola de hoy, como lo dice el Evangelio de hoy, y que es la condenación de los protestantes, ellos que solamente hablan de las Escrituras y este Evangelio les da de bofetones a ellos que se creen sabios y que son brutos e ignorantes, que convencen a gentes más brutas y más ignorantes que ellos, como dice el dicho "católico ignorante, seguro protestante".
Hoy vemos en el Evangelio cosas sorprendentes, los apóstoles encerrados en el cenáculo, con miedo, con pavor ante los judíos malvados que los querían matar y ellos escondidos; tenían fe, pero una fe débil; no habían sido confirmados en esa fe porque no habían recibido la plenitud del Espíritu Santo. Por eso tenían miedo. Esa es la fe que tenemos nosotros, una fe de timoratos. No era sólida en la gracia, en la plenitud del Espíritu Santo, de la confirmación. ¡Qué vergüenza! Una fe endeble. Deberíamos tener una fe fortalecida, como de confirmados, pero hay una claudicación en la confirmación de la fe.
Y vemos que después, cuando los apóstoles fueron confirmados, salió San Pedro y ya no tenía miedo, tampoco los otros apóstoles temían ni a los judíos ni a nadie. Esto nos sirve de ejemplo, porque si los apóstoles tuvieron miedo, cuánto más nosotros que somos más insignificantes que ellos; de ahí la necesidad de recordarlo para mantenernos firmes y fieles como le dice Nuestro Señor al incrédulo Santo Tomás: "¿Si no metes tu dedo en mi llaga, no crees?". ¡Qué cabeza dura! Es decir, si no veo, si no palpo no creo; el mismo que antes de la captura de Nuestro Señor había dicho que había que ir a Jerusalén y morir con El. Qué valiente fue; quizás en gracia de eso Nuestro Señor le perdonó y le dijo ocho días después "mete tu mano en mi costado y no seas incrédulo, sino creyente".
Y él reconoció allí la divinidad de Nuestro Señor e hizo una proclamación de fe: "Señor mío y Dios mío". Esta misma proclamación la debemos hacer nosotros cada día para no perder la esencia de la religión católica que está en Nuestro Señor y de un modo único y exclusivo como lo dice la epístola de hoy, como lo dice el Evangelio de hoy, y que es la condenación de los protestantes, ellos que solamente hablan de las Escrituras y este Evangelio les da de bofetones a ellos que se creen sabios y que son brutos e ignorantes, que convencen a gentes más brutas y más ignorantes que ellos, como dice el dicho "católico ignorante, seguro protestante".
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Sólo con la Cruz, sin Resurrección de Cristo, la vida cristiana sería absurda, dice el Papa
Ante los miles de fieles reunidos, el Santo Padre explicó que en la Resurrección de Cristo "estriba la solución del problema que plantea el drama de la Cruz. Sólo con la Cruz no se puede explicar la fe cristiana. El misterio pascual consiste en que el Crucificado 'resucitó al tercer día según las Escrituras'. Este es el punto clave de la cristología paulina: todo gira en torno a este centro de gravedad. Aquel que fue crucificado y que manifestó así el inmenso amor de Dios por el ser humano, ha resucitado y vive en medio de nosotros".
Tras afirmar que "la originalidad de la cristología de San Pablo no se contradice nunca con la fidelidad a la tradición", el Pontífice destacó que "San Pablo nos da también el modelo válido en todas las épocas de cómo se elabora la teología. El teólogo, el predicador, no crea nuevas visiones del mundo o de la vida, está al servicio de la verdad transmitida, del hecho real de Cristo, de la Cruz, de la Resurrección. Su tarea es ayudarnos a entender hoy, detrás de las viejas palabras, la realidad del Dios con nosotros y así la realidad de la verdadera vida".
"San Pablo, anunciando la resurrección, no se preocupa de presentar una exposición doctrinal orgánica: afronta el tema respondiendo a las dudas y preguntas concretas que le planteaban los fieles. Se concentra en lo esencial: hemos sido 'justificados', es decir convertidos en justos, salvados por Cristo, muerto y resucitado por nosotros. Se nota, ante todo, el hecho de la Resurrección, sin el cual la vida cristiana sería absurda".
"Para Pablo, como para otros autores del Nuevo Testamento, la resurrección está ligada al testimonio de los que tuvieron una experiencia directa del Resucitado", dijo luego el Papa e indicó que "se trata de ver y oír no sólo con los ojos o los sentidos, sino también con una luz interior que lleva a reconocer lo que los sentidos atestiguan como dato objetivo. Pablo da una importancia fundamental al tema de las apariciones, que son condición para la fe en el Resucitado. Así se forma la cadena de la tradición que, a través del testimonio de los apóstoles y de los primeros discípulos, llega a las generaciones sucesivas y a nosotros".
"El primer modo de expresar este testimonio –señaló Benedicto XVI– es predicar la resurrección de Cristo como síntesis del anuncio evangélico y como punto culminante de un itinerario salvífico". Para el Apóstol, la resurrección asume una importancia capital porque "consiste en que Jesús, elevado de la humildad de su existencia terrena, es constituido Hijo de Dios con potencia".
"Con la resurrección comienza el anuncio del Evangelio de Cristo a todos los pueblos, comienza el Reino de Cristo, cuyo poder no es otro que el de la verdad y el amor. La resurrección desvela definitivamente cuál es la identidad y la dignidad incomparable y altísima del Crucificado: Jesús es Dios, Señor de los muertos y de los vivos".
Seguidamente, el Papa remarcó que "la teología de la Cruz no es una teoría; es la realidad de la vida cristiana. Vivir en la fe en Jesucristo, vivir la verdad y el amor implica renuncias diarias, implica sufrimientos. El cristianismo no es el camino de la comodidad; es, al contrario, una escalada exigente, iluminada por la luz de Cristo y por su gran esperanza".
Finalmente, el Santo Padre explicó que "en síntesis, el verdadero creyente se salva profesando con la boca que Jesús es el Señor y creyendo con su corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos. De este modo se inserta en el proceso por el que el primer Adán terrestre y sujeto a la corrupción, se transforma en el último Adán, celestial e incorruptible. Ese proceso comenzó con la resurrección de Cristo, en la que se funda nuestra esperanza de entrar también nosotros con Cristo en nuestra patria que está en los Cielos".
Tras afirmar que "la originalidad de la cristología de San Pablo no se contradice nunca con la fidelidad a la tradición", el Pontífice destacó que "San Pablo nos da también el modelo válido en todas las épocas de cómo se elabora la teología. El teólogo, el predicador, no crea nuevas visiones del mundo o de la vida, está al servicio de la verdad transmitida, del hecho real de Cristo, de la Cruz, de la Resurrección. Su tarea es ayudarnos a entender hoy, detrás de las viejas palabras, la realidad del Dios con nosotros y así la realidad de la verdadera vida".
"San Pablo, anunciando la resurrección, no se preocupa de presentar una exposición doctrinal orgánica: afronta el tema respondiendo a las dudas y preguntas concretas que le planteaban los fieles. Se concentra en lo esencial: hemos sido 'justificados', es decir convertidos en justos, salvados por Cristo, muerto y resucitado por nosotros. Se nota, ante todo, el hecho de la Resurrección, sin el cual la vida cristiana sería absurda".
"Para Pablo, como para otros autores del Nuevo Testamento, la resurrección está ligada al testimonio de los que tuvieron una experiencia directa del Resucitado", dijo luego el Papa e indicó que "se trata de ver y oír no sólo con los ojos o los sentidos, sino también con una luz interior que lleva a reconocer lo que los sentidos atestiguan como dato objetivo. Pablo da una importancia fundamental al tema de las apariciones, que son condición para la fe en el Resucitado. Así se forma la cadena de la tradición que, a través del testimonio de los apóstoles y de los primeros discípulos, llega a las generaciones sucesivas y a nosotros".
"El primer modo de expresar este testimonio –señaló Benedicto XVI– es predicar la resurrección de Cristo como síntesis del anuncio evangélico y como punto culminante de un itinerario salvífico". Para el Apóstol, la resurrección asume una importancia capital porque "consiste en que Jesús, elevado de la humildad de su existencia terrena, es constituido Hijo de Dios con potencia".
"Con la resurrección comienza el anuncio del Evangelio de Cristo a todos los pueblos, comienza el Reino de Cristo, cuyo poder no es otro que el de la verdad y el amor. La resurrección desvela definitivamente cuál es la identidad y la dignidad incomparable y altísima del Crucificado: Jesús es Dios, Señor de los muertos y de los vivos".
Seguidamente, el Papa remarcó que "la teología de la Cruz no es una teoría; es la realidad de la vida cristiana. Vivir en la fe en Jesucristo, vivir la verdad y el amor implica renuncias diarias, implica sufrimientos. El cristianismo no es el camino de la comodidad; es, al contrario, una escalada exigente, iluminada por la luz de Cristo y por su gran esperanza".
Finalmente, el Santo Padre explicó que "en síntesis, el verdadero creyente se salva profesando con la boca que Jesús es el Señor y creyendo con su corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos. De este modo se inserta en el proceso por el que el primer Adán terrestre y sujeto a la corrupción, se transforma en el último Adán, celestial e incorruptible. Ese proceso comenzó con la resurrección de Cristo, en la que se funda nuestra esperanza de entrar también nosotros con Cristo en nuestra patria que está en los Cielos".
martes, 4 de noviembre de 2008
hoy escuche esta canción y en serio, cuanto nos ama Dios!!!!
cierra tus ojos y escucha lo que Diosito te quiere decir....
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